domingo, 20 de noviembre de 2011

Total y perdidamente enamorada de él.

Sí, ese chico, el que lleva esa chupa de cuero, el que se sienta en clase al final del todo, el que nunca estudia, el que no se porta bien en clase.
No puedo evitar mirarlo de vez en cuando, no puedo evitar suspirar cada vez que se acaricia el pelo.
Siempre que me ve me sonríe ¿será una señal? No, no puede ser.
Cuando llego al instituto siempre lo veo apoyado en la entrada con un cigarro en la mano, yo lo miro y sonríe, sí, sólo a mí.
Llego a clase y espero con ansia a que se siente en su sitio.
La clase empieza pero no presto atención, mi mente está en otra parte, es sus ojos color miel, en su perfecta sonrisa.
Todo los días igual, siempre la misma rutina, estoy total y perdidamente enamorada de él, pero nunca me atrevo a hablar con él.

Hoy es diferente, se acerca a mí mesa, siento como mis mejillas se calientan y me empiezan a temblar las piernas.
'¿Puedo sentarme aquí?' Pregunta señalando la silla que está al lado mía, yo no respondo, las palabras no me salen
Él sonríe y se sienta, empieza a jugar con su bolígrafo, no decimos nada, solo intercambiamos miradas.
Salimos al recreo y el mundo se cae, mi corazón empieza a romperse, trozo a trozo.
Mis ojos se humedecen y mis piernas intentan correr.
Él, el amor de mi vida está con esa chica, la guapa del curso, la rubia, la delgada, a la que todo el mundo le tiene envidia y la que ahora mismos está besando a la persona que más amo.

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